Una anécdota de un apretón de manos

Aún en ejercicio del cargo como Diputado de la Nación tuve la oportunidad -por decisión de la Honorable Cámara de Diputados- de estar en el Comité de Recepción Exterior, en la puerta del Palacio del Congreso por la Av. Entre Ríos.
En el mes de abril de 1998, recibimos al Presidente Nelson Mandela que ya venía con la aureola de un grande de la historia, no solamente por su lucha contra el apartheid sino por la tarea de persuasión en pos de la tolerancia y la convivencia entre blancos y negros. Con un 21% de población blanca en su país, Sudáfrica, se prohibía la convivencia en lugares públicos, de transporte, de estudio, de recreación y hasta el matrimonio entre personas de distintas etnias además, por supuesto, del derecho al voto de los negros. En estas luchas, Mandela había permanecido preso 27 años.

De esa forma, al recibirlo en mi función protocolar del Congreso de la Nación, le extendí la mano y como homenaje a la lengua que se hablaba en su país, le dije:“Welcome Mr. President”y el hombre creyó que yo sabía hablar decorrido el inglés, cosa que no ocurría; lo había estudiado a los 13 o 14 años y había en mí una resistencia a aprenderlo, no obstante que mi padre me decía: “mirá que es un idioma para manejarse en el mundo en forma internacional y te conviene saberlo”; nunca tuve fluidez para hablarlo y lo único que hacía expresándome en esa lengua era tratar de tener un gesto acogedor hacia una figura tan emblemática como era la de Nelson Mandela, mientras él en todo el transcurso del recorrido me hablaba en inglés y mis respuestas eran monosilábicas, como “Yes and No”.
Acaba de morir el ex Presidente de Sudáfrica con 95 años de edad. Fue un hombre amable, con alguna dificultad para movilizarse por sus años de prisión de los cuales 18 años fueron en un calabozo de encierro permanente, sin embargo, pudo llegar a ser Presidente de los sudafricanos producto del voto del pueblo sudafricano donde se encontraban blancos y negros, que coincidieron en integrar a Sudáfrica en un solo pueblo.
Queremos rendir un homenaje sentido al ex Presidente Mandela y lo hacemos con profundo reconocimiento y he querido contar esta anécdota ya que fue un gran honor haber estrechado su mano y darle la bienvenida, después de lo cual, lo acompañamos al estrado de la Presidencia de la Cámara de Diputados donde escuchamos –traducción simultánea de por medio con audífonos- un discurso en el que las palabras paz, concordia, tolerancia y convivencia, fueron repetidas varias veces durante toda su exposición, que fue a mi entender, una verdadera convocatoria a la tolerancia, no solamente en Sudáfrica –que lo consiguió con mucho esfuerzo- sino entre los hombres y mujeres de todo el mundo.
En esta oportunidad queremos también hacerle llegar al gobierno sudafricano y a su pueblo nuestro sentido pésame y dolor por una pérdida verdaderamente irreparable.
El 27 de abril de 1994, Nelson Mandela ganó las primeras elecciones multirraciales en su país por lo que ese día es celebrado cada año como el Día de la Libertad. El año anterior había sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
Madiba, el nombre cariñoso con el que el pueblo se refería a él, hoy lo llora, será siempre recordado por su lucha contra la segregación racial, como el primer presidente democrático de Sudáfrica y como el líder internacional de la unión entre los hombres de diferentes razas.
Madiba por fin descansa en paz.
¡Viva Nelson Mandela!

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