QUEREMOS RECORDAR A ALFREDO CARLINO

Don Alfredo Carlino murió el domingo 25 de marzo a los 85 años.

Nacido un 17 de octubre de 1932, fecha histórica para la Argentina, quizás quedó signado desde su llegada a este mundo para integrar para siempre el Movimiento Nacional Justicialista con el que se identificó hasta el último día de su vida. Decía de sí mismo que jamás había renunciado a su compromiso con el pueblo, ni siquiera en los momentos peores.

A los trece años comenzó a trabajar en el diario Standard en donde permaneció hasta 1952 haciendo síntesis de las noticias que llegaban por cables. Colaboró en la Presidencia de la Nación como redactor hasta el golpe de Estado de 1955, cuando se exiló en Montevideo y durante ocho meses se dedicó a vender libros. Allí se encontraba con Don Arturo Jauretche, que era amigo de su padre, por las noches y mantenían charlas interminables. También fue amigo de Homero Manzi, de Cátulo Castillo… no se privó de nada.

Con el retorno peronista al gobierno, en 1973 fue nombrado Coordinador de Prensa y Difusión. El golpe de Estado de 1976 volvió a llevarlo a la venta de libros.

Su vida estuvo dedicada a la militancia peronista, sobre todo en el ámbito de la cultura popular, llevó a que el día de su cumpleaños, en el 2014, se inaugurara un Centro Cultural en Avellaneda, con su nombre. Ya en el 2003 había sido reconocido como “Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, por la Legislatura porteña.

\»Poemas ciudadanos\», \»Chau, Gatica\», \»Ciudad del tango\», \»Buenos Aires tiempo Gobbi\» y \»Bailarín canyengue\» son algunos de sus libros de poemas.

Poeta, periodista, boxeador, titiritero, Alfredo Carlino, con su mirada franca debajo de sus cejas gruesas, su eterna gorra sobre la cabeza y su redonda figura, dedicó su vida a homenajear a Perón, a Evita y a “los grasitas”. Seguramente le gustaría que lo recordáramos como “peronista de la primera hora” o como “poeta del pueblo”.

¡Chau, compañero Carlino! Hoy te despedimos aunque sabemos que siempre vas a estar con nosotros en cada marcha, en cada charla política, en cada verso que se escriba sobre nuestra gesta histórica. No te olvidamos.