«En aquel momento sentí que su grito y su camino eran para mi propio grito y mi propio camino. Me puse a su lado. Quizá ellos le llamo la atención; cuando pudo escucharme, atine a decirle con mi mejor palabra: si es, como usted dice, la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir con el sacrificio, no dejare de estar a su lado hasta desfallecer».