Tenía 71 años y actualmente, el presidente Alberto Fernández lo había designado como director del Banco Nación. Yo lo conocí en 1983 cuando ambos llegamos a ayudar a reabrir el sistema institucional y la plenitud de la Constitución Nacional en la Argentina, junto a compañeros y colegas.
Fuimos compañeros primero y, con el paso del tiempo, fraternos amigos. Lamento profundamente esta partida inesperada de un hombre que supo ser leal hasta el final de sus días a nuestro Movimiento Peronista.
Yo lo recuerdo como afable, atento, responsable y siempre con un muy buen humor.
Difícilmente se enojaba. Lo terrible era cuando eso ocurría, no había cómo pararlo, pero era su carácter y su espíritu y así fueron tomados por todos aquellos que tuvimos el gusto de tratarlo y conocerlo durante mucho tiempo.
El Instituto Nacional, que trato de honrar presidiéndolo, los compañeros que trabajan en él y el suscripto, en particular, deseamos hacer llegar nuestro sentido pésame y dolor espiritual a su grupo familiar y a sus compañeros y amigos más cercanos.
Que Dios, nuestro Señor, le de descanso eterno.
Querido Pepe: Será hasta el momento del reencuentro.
LORENZO A. PEPE
Diputado de la Nación
Secretario General
Ad-Honorem