En adhesión al homenaje que se le realizó a Envar \»Cacho\» El Kadri en el Centro Islámico, el martes 21 de agosto, a las 20 hs.
En 1955, cuando se instaló la Revolución Libertadora, Envar El Kadri tenía catorce años. Hasta entonces, como niño y adolescente, junto a su hermana, había pertenecido a los únicos privilegiados del gobierno peronista.
Envar El Kadri nació en Río Cuarto, Córdoba, el 1º de mayo de 1941. Su padre, libanés, era comerciante; su madre, hija de inmigrantes italianos. Cuando la familia se trasladó a Ciudadela, provincia de Buenos Aires, creció en un ambiente donde sus abuelos y tíos maternos eran peronistas. Sus años de rebeldía comenzaron en el Liceo Militar, de donde lo echaron por convertirse en cabecilla rebelde. Continuó sus estudios en el Liceo Urquiza de Flores, que le dejaba tiempo libre para militar.
Con el derrocamiento del general Perón, se sumó a la resistencia peronista, desafiando el decreto 4161, al gritar consignas peronistas, cantar la Marcha o colgar retratos de Perón y Evita en la calle Florida. En alguna oportunidad explicó su motivación: “Muchos jóvenes de mi época decidimos que había que levantar las banderas de nuestros ideales, que no podíamos admitir que hubiera ciudadanos de primera que eran los democráticos, y ciudadanos de segunda que éramos los peronistas”.
Hacia 1957-1958 pasó a integrar los comandos de la Juventud Peronista, en la resistencia armada y la lucha por el retorno de Perón. Por ello fue perseguido y encarcelado. En 1962 fue condenado a prisión por portación de armas y explosivos, pero consiguió la libertad gracias a una amnistía decretada durante el gobierno de Arturo Illia.
En 1963 se llevó a cabo el primer Congreso del Movimiento de la Juventud Peronista, donde fue elegido como delegado ante Perón en Madrid. En 1965 fundó las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) para organizar la guerrilla rural en Tucumán y enfrentar militarmente al gobierno de Onganía. Antes de entrar en acción fue detenido junto a los demás compañeros en Taco Ralo. Era 1968 y comenzaba una larga etapa de encierro y tortura, que se extendería hasta 1973, cuando fue liberado bajo la amnistía decretada por el presidente Héctor J. Cámpora.
Trabajó en la Universidad de Derecho, bajo la gestión de Rodolfo Puiggrós, pero en 1975 fue amenazado y perseguido por la Triple A. Comenzaba, así, un largo exilio que lo llevaría por Beirut, Damasco, Madrid y París, desde donde denunció los crímenes de la dictadura militar.
En 1984, una vez finalizada la dictadura, regresó al país y continuó su actividad militante. Se dedicó a la producción cinematográfica y musical. Participó en obras que tenían como temas el exilio, la ideología y el peronismo militante.
Durante los años pasados en prisión, en el exilio e, incluso, al regresar, Envar “Cacho” El Kadri vivió obsesionado por los compañeros caídos y la necesidad de contribuir a la memoria histórica de la Argentina. Su encuentro con jóvenes en los distintos barrios, en las universidades y en los actos fue un aporte invalorable. Siempre decía que para luchar no hacía falta leer ningún manual, que la revolución se hacía con el sentimiento de la injusticia ajena como propia. No dividía a las personas según su ideología, sino simplemente, en buenas o malas personas.
El 19 de julio de 1998 su corazón le dijo basta. Había vivido 57 años de acción y solidaridad. Desde entonces, su lucha vive en el recuerdo de los compañeros y su nombre es bandera en actos y movilizaciones. Sus restos descansan en el cementerio islámico, pero su memoria estará siempre presente entre nosotros.