El 9 de julio de 1947, el Presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, declaró la Independencia Económica de la República Argentina en San Miguel de Tucumán. Dijo Perón:
“Puede la ciudad capital de esta provincia estar orgullosa de su historia y de sus destinos. Que sea ésta para todos los tiempos, la Meca de nuestra independencia, donde los hombres lleguen con unción ante este altar sagrado de la causa de la libertad para prometer al pueblo que ningún argentino, por miserable que se sienta, podrá exponer jamás la bendición de su soberanía y de su independencia ante ningún poder de la tierra”.
El acta que se labró ese día fue rubricada por todos los integrantes del gobierno nacional que se habían trasladado, en conjunto, a la ciudad en la que en 1816 se había declarado la Independencia, en los albores de la Patria, para presenciar el solemne momento de la declaración.
Cuando Perón hace referencia a San Miguel de Tucumán como la Meca de nuestra independencia, se refiere a aquellos días del Congreso en el que diputados de las provincias se reunieron en la ciudad de Tucumán para, entre otras cosas, tratar el tema de la Declaración de la Independencia de España. José de San Martín había enviado una carta a Godoy Cruz en la que le decía:
“¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia?¿No le parece ridículo acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree que dependemos?. Y su frase final, aún hoy nos convoca a todos “Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas”.
Esta última frase resuena hoy en nuestros oídos y nos llama a volver a declarar solemnemente nuestra independencia de toda Nación extranjera, nuestro apoyo al gobierno del doctor Alberto Fernández surgido del voto mayoritario en una elección sin proscripciones y nuestro compromiso en la defensa de su estabilidad, tan atacada en estos días.
¡Viva la Patria! ¡Viva la Independencia económica! ¡Viva nuestros próceres del 9 de julio de 1816!