El 1º de marzo de 1948, una multitud se reunió en Retiro para festejar con el grito de “¡Ya son nuestros!”una de las medidas más importantes del primer gobierno del General Juan Perón: la nacionalización de los ferrocarriles.
Hasta entonces, el desarrollo de los ferrocarriles había obedecido a una economía colonialista, por medio de la cual el país importaba productos manufacturados con materia prima argentina. Materia prima que era trasladada desde los distintos rincones del país por el ferrocarril, cuyo destino siempre era el Puerto de Buenos Aires.
Siguiendo la incansable prédica de Raúl Scalabrini Ortiz sobre la necesidad de la nacionalización de los ferrocarriles para romper con los lazos de dependencia que imponía la política británica en el Río de la Plata, y tras una larga negociación que incluyó la astucia de Miguel Miranda (presidente del Banco Central y del Consejo Económico Nacional), los ferrocarriles fueron comprados. Perón, en La fuerza es el derecho de las bestias, cuenta que se llegó a un acuerdo por 2029 millones de pesos en lugar de los 8 millones que al comienzo pedían los británicos. El pago se realizó en trigo, pero debido a la inconvertibilidad de la libra, el precio quedó reducido a un 33%, es decir que se terminaron pagando 676 millones de pesos por los ferrocarriles y sus bienes.
Con esta medida, se consideraron las necesidades de las distintas regiones de nuestro país y se puso al ferrocarril en función de los requerimientos de un desarrollo económico más equilibrado, ya que desdesunacionalización,el Estado pudo intervenir en el trazado de los ramales y en el desarrollo de distintas poblaciones del interior del país.
Al referirse a la adquisición y nacionalización de los ferrocarriles, el General Juan Perón dijo: “La riqueza de nuestra Patria ya no viajará por nuestros caminos del hierro, yano será posible llevar a los puertos nuestros productos mal barateados y mal vendidos. La explotación de los ferrocarriles puesta a punto por las manos argentinas estará al servicio, para siempre, de los intereses de la economía argentina y de ningún otro interés”.
Aquel 1º de marzo de 1948, la noticia arrancó gritos de alegría entre los concurrentes en Retiro. Como Perón estaba afectado por una apendicitis, no pudo asistir. Pero él y Evita estuvieron presentes a través de un mensaje radial y la gente festejó la adquisición de un servicio que le cambiaría la vida a la Argentina.